miércoles, octubre 18, 2006

Jesús anda sobre el mar


Este es un pasaje sumamente especial, que muestra uno de los milagros de Jesús y en estos días comprendía una parte diferente del pasaje.

En Mateo 14:22 al 32, la palabra de Dios nos habla de cómo una tormenta azota la barca donde iban los discípulos del Señor y como Él se les aparece caminando sobre las aguas, y ellos se asustaron pensando que era un fantasma, y luego Pedro le dijo: Señor si eres tu, manda a que yo vaya sobre las aguas y Jesús sencillamente dijo: VEN

Para este momento, ya los discípulos conocían de los milagros de Jesús y Jesús conocía bien a sus discípulos, así que, Pedro conocía que Jesús podía hacer milagros y lanza este reto o petición, creyendo que es posible, así que Pedro creyendo en la palabra dicha se lanza a caminar sobre las aguas y lo hace, guao! Es parte una vez más del milagro!, pero ¿qué pasa luego? Se comienza a hundir cuando comienza a experimentar miedo.

Cabe preguntarse aquí, Quién dejó de creer en la palabra dicha: VEN, ¿Jesús? ¿Pedro?

Saben, lo que aprendía en estos días es que Jesús dijo a Pedro que viniera porque creía que podía hacerlo, y Pedro se lanzó al agua porque creía que podía hacerlo, sin embargo, el que dejó de creer fue Pedro. Jesús no dudó que él lo pudiera hacer, lo conocía bien, conocía sus fortalezas y debilidades, lo había escogido! Había dicho sígueme!

A veces son así los retos que enfrentamos en la vida, Dios nos conoce y nosotros a Él, nos ha dicho sígueme y además nos ha escogido y Dios da la palabra porque confía en que nosotros, sus discípulos. Podemos hacerlo, pero somos nosotros los que dejamos de creer en la palabra dicha y por lo tanto nos comenzamos a hundir.

Reflexión
¿Con qué área de mi vida batallo creyendo que no puedo? ¿Ha dejado a casa Jesús de creer en mí? ¿Cuándo Jesús me ha dicho VEN y aún temo salir de la barca?

Oración
Señor ayúdame a mantener los ojos puestos en ti, y a creer lo que has dicho de mi, a entender que tu has confiado en mi para cumplir con tu obra, que tu escogiste y me llamaste Nación Santa, real sacerdocio. En el nombre de Jesús, Amén.

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